Se acerca esa fecha tan esperada por los enamorados y que tan nostálgicos nos vuelve a los que todavía no hemos encontrado a esa media naranja, que los más chistosos dirían que ha sido exprimida. Se acerca un 14 de febrero, un San Valentín, un Día de los Enamorados que repite cada año y que esta vez cae en fin de semana, lo que nos ayuda bastante para contar con un tiempo extra de preparación si somos de los que nos gusta sorprender a nuestra pareja, bien porque el noviazgo es aún breve y se vive con intensidad, o bien porque después de muchos años sigues siendo el mismo corazón bravío que amaba durante su juventud.
Este artículo pretende ser algo más que una reseña sobre este romántico día, hay pocas cosas nuevas que contar sobre un día que no está hecho para contar, sino para sentir por uno mismo. En cambio, a todos nos llegan esos nervios al ver que se aproxima la fecha y no saber cómo sorprender a tu pareja. Te acosa la duda de si debes hacer algo especial o si basta con un beso apasionado y una compañía algo más larga que lo habitual; tal vez por la otra parte no vaya a haber sorpresas, porque no las necesita, pero lo que es indudable es que todos lo deseamos. Las sorpresas, por pequeñas que sean, no dejan de ser inesperadas y a lo poco sensible que seas, las acoges con gusto.
Hay personas que no tienen tiempo y otras que no tienen maña o ideas para emplear esa maña. ¿Solución? Acaban convirtiendo la sorpresa en un regalo. El materialismo funciona, pero no impresiona. Un bonito anillo o esa falda que tanto le gustó cuando fuisteis de rebajas son presentes que están a la altura pero solo para superar este día y quedar bien. Si queremos subir nota, entonces el regalo puede orientarse a otro tipo de detalles como una noche de hotel juntos o una entrada al Spa para dos personas. No deja de ser una compra y un regalo, pero hay una diferencia radical: ¡esos regalos son para compartir entre los dos! Y al final, eso es todo cuanto el romanticismo necesita en un día como San Valentín. Entre medias de estas dos opciones, está el típico recurso de invitarle a comer a su restaurante favorito o echarse una buena película en el cine, pero seguro que nada de eso resulta novedoso para los dos. Consejo: ¡busca actividades nuevas!
Llegamos al apartado de personas que desearían realizar un regalo como los anteriores, pero no disponen de dinero para cumplir con ese sueño, y se abandonan a su ingenio para incurrir en todo tipo de manualidades. Lo típico, ya sabéis: un álbum de fotos personalizado, algún vídeo con música de los dos, o alguno de esos trabajos DIY que tanto arrasan en Internet en los últimos años y que lo llenan todo de corazones. Este tipo de detalles e ideas para San Valentín siempre funcionan porque no aspiran a lo más alto y en cambio llegan a lo más hondo. Por mal que salga o desastroso que resulte, siempre son acogidos con cariño porque si hay algo que una persona puede ofrecer más valioso que su dinero, eso es su tiempo. En un regalo comprado no hay amor. En una chapuza salida de nuestras manos siempre lo hay.
Al final, la elección de qué detalle es el mejor para sorprender a tu pareja es algo que debes valorar tú mismo porque nadie mejor que tú conoces a tu enamorado/a. Los hay más materialistas y los hay más sentimentalistas. Pero al final todos queremos lo mismo: la compañía del otro. Cuanto romanticismo, ¿verdad? Ocurre que las campañas de publicidad de las grandes empresas nos siguen intentando convertir en consumidores más que en personas, y lamentablemente diría que lo han conseguido con creces. Sin embargo, nadie rechaza al prójimo por salirse de ese círculo vicioso. Sea cual sea el detalle para San Valentín que estés pensando en regalar no te olvides de que debe contener el ingrediente del amor. Es todo cuanto se debe regalar en un día como éste.
Para los que no tienen pareja y viven el 14 de febrero como un San Solterín, seguro que tienen amor para repartir con otras personas igual de importantes en su vida. Al final, con un poco de paciencia, la otra persona aparecerá. No es que sea profeta, simplemente es lo que me decían mis abuelos y los suyos a ellos. Y a los dichos y consejos del pasado es mejor que no busquemos tres pies al gato, que los ignorantes tardan años en llegar a sabios. Sí, eso también lo decían mis ancestros.
Foto: Martius
Y este año, ¿qué regalo por San Valentín? es un post de Vivir Hogar
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